martes, 22 de septiembre de 2009

Gira dieciochera

En mis 25 años de trayectoria musical, nunca imagine estar en un zoológico donde no hubiera animales y eso que en las giras sí qué pasan cosas entretenidas. Así comienza la gira dieciochera por las fondas del Parque O’Higgins celebrando el inicio del bicentenario.

La risa empezó bien temprano en el estacionamiento (caletera de panamericana), ahí nos recibió un tipo que tenía más cara de fiesta que el Chuña, “(…) socshio estamo’ cobrando do’ luca’ por cuidarle el auto, ashi’ que vaya con Dio’ no ma’ ”, ¿(… ) oye pero no será mucho, si voy un rato no más? “no pasa na jefe, aquí yo ze lo cuido”. Como somos bien fomes y no tenemos el don de la palabra a favor, el negocio fue cancelar la mitad y el resto a la vuelta, aun cuando eso implica ir solo con la esperanza esperanzadora de encontrar el auto igual a como lo dejamos.

En la entrada del pueblito el olor a asado es increíble, se nota que los fonderos llevan años en el negocio y la gente anda terriblemente endieciochada, pasándolo bomba. Caminamos un rato y cachamos que la fiesta es prometedoramente del terror, porque amenaza con lanzarnos por el camino del carrete fácil, sucio y de locura knock out.
A simple vista un ambiente buena onda, precios no muy convenientes, pero tampoco para llorar. En la fonda “La Iorana” no cobran entrada pero hay que pagar 22 lucas por una botella de pisco y tomar parado o como se pueda, mientras que el resto de las fondas andan por las mismas. Todos los stand fonderos repletos y la gente contorsionándose al son de las cumbia villeras, rancheras y cuecas bravas, pero en realidad todo suena a orquesta y en el aire se distinguen los inconfundibles hits de Tommy Rey.

Damos otra vuelta, entramos a un par de fondas para estar a tono y meternos en la onda fondera, pero la cosa se pone cuatica, llevamos casi dos horas y mágicamente desarrollamos una capacidad para clasificar a la gente según su forma de vestir y hablar, increíble. Onda GSE pero nunca tan clasista… ok, sólo un poco, pero como es 18 nadie se enoja, a demás el tema es entretenido fíjense:

1.- En primer lugar están “Los mirones”: caminan por afuera de las fondas y no entran a ninguna. Algunos te piden disculpas cuando chocan contigo, otros te miran con cara de “¿qué te pasa roto?” y la gran mayoría sigue de largo sin decir nada.
2.- Después están “Los ciudadanos comunes y corrientes”: se les ve en la fonda pasándolo chancho, se caracterizan por no hacer escándalos y comportarse como gente.
3.- Luego vienen “Los care’ fonda”: llevan el triple de tiempo carreteando que tú, aún le queda cuerda para rato y están tan ocupados por conseguir un espacio en la pista de baile, que terminan bailando “gominola” arriba de la mesa y cantando “La Noche” con todo el sentimiento reggetonero del momento chilensis.
4.- El cuarto lugar es para “Los raja”: más cocidos que botón de oro y que por ningún motivo se viraran del carrete, son buena onda, a todo terreno y siguen muy de cerca la celebración (sentados/tirado en la/el silla/piso) sin que nada de lo que pasa a su alrededor altere su inconsciencia.
5.- Finalmente está el querido, temido y respetado “Flayte”: se le puede distinguir por usar ropa de marcas deportivas, aros de brillantes, lentes de sol a lo Daddy Yankee (aunque sean las tres de la mañana) y se corta el pelo igual que él, camina con la polola (igual de flayte que él) abrazándola por atrás. Por lo general siempre sus pololas son rubias/blondon, todas con los ojos excesivamente pintados y la misma chasquilla yingo, usan zapatillas con resortes y andan con poleras dos tallas más chicas.
Aunque haga calor, usa los calcetines sobre el pantalón y algunas de sus frases o palabras más celebres son: “oe”, “qué wëha???”, “oe si andamos toos en la mi’ma (chispeando los dedos)”, “La pulenta hermano si no pas’a na” y el clásico de clasicos “cocshino”.

Jajaja, con tremenda fauna dando vuelta y los loqueros terremotos que servían en la fonda “Aquí está el terremoto que mato a Elisa”, nadie se iba a escandalizar por reírse un rato de la gente. Aclaración, si usted se sintió ofendido, pierda cuidado, yo también soy uno más de la fauna y no le doy color. Así que púdrase en el infierno neonazi, fascista, rojo, colorín y todas esas manos.
Dos terremotos más, risas y carcajadas hasta decir basta, pero el carrete se acaba, sí señores y no se diga más, el conductor está preocupado por el auto y un poco aburrido. ¡qué fome andar manejando un día en que todo el mundo toma y la pasa bien estando ebrio!.

Encomendados a todos los santos, a ver si encontrábamos el auto intacto, llegamos al estacionamiento y cuando estábamos abriendo las puertas aparece una masa de flaytes al lado de nosotros, pero no de esos que dan risa/pena, si no de los que te dan susto con cuática. Te encargo la cara de felicidad acabada que teníamos. Después de haber pasado horas riéndonos de la gente, ahora era la gente que se reía de nosotros: “Oe, cacha oe’ están paletiando el vehiculo”, “oe te ayudo, sha!!!! terrible longi oe”, “pazha pa’ cá la llaes”.
No era de extrañar que nuestra cara sea tóxicamente del terror y cuál de todos nosotros este más muerto de susto, si no es por el conductor que atina a pagarle la luca al cuidador y subirse al auto, aun estamos paralizados y encabezando la lista de mártires endieciochados que perdió como en la guerra. Moraleja, nunca se rían de la gente si no estan seguro en un lugar.

Cinco minutos después y un poco menos psicópatiados, vamos camino por la autopista muertos de la risa, tratando de recordar quien tenía más cara de susto y de averiguar en qué clasificación GSE fondera estaban esos flaytes.

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